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Raimon Panikkar
es una autoridad internacional en
espiritualidad, historia de las religiones y
diálogo intercultural,
cuya obra,
traducida a varios idiomas aparece en las
bibliografías de las más importantes
universidades del mundo. Nacido en Barcelona en
1918 (ahora 83 años), hijo de un industrial
indio radicado en Cataluña y de madre catalana
amante de las artes. El padre fue a Inglaterra a
estudiar ingeniería química, y en 1916 fue a
trabajar a Barcelona donde se casó y se quedó.
Panikkar es un título nobiliario del sur de
India, designa la casta malabar más alta, en
Kerala. Salvador Pániker (en castellano) es su
hermano, otro de los grandes pensadores
españoles, Filósofo, Industrial, editor y
escritor.
Raimon Panikkar es
Doctor en Filosofía (Madrid), en Química
(Madrid) y en Teología (Roma). Ha enseñado en
las principales universidades de América, Europa
y la India. Universidades de Madrid, Montreal,
Varanasi, Bangalore, California (Santa Barbara)
y otras. En 1954 dejó Europa para ir a la India,
donde fue investigador en las universidades de
Mysore y Varanasi. En América Latina dictó
cursos de filosofía, cultura y religiones de la
India por invitación especial del gobierno
Indio. Entre 1960 y 1963 vivió en Roma siendo
nombrado “Libero Docente” de Filosofía de la
Religión en la Universidad de Roma. En 1966 fue
nombrado profesor de la Universidad de Harvard y
durante las dos décadas siguientes dividió su
tiempo entre la India y Estados Unidos.
Amigo de Habermas,
de Hans Küng y de algunos de los más importantes
filósofos actuales con los que coincide a menudo
en simposios internacionales. Raimon Panikkar es
un pensador experto en conciliar posiciones
aparentemente inconciliables. Su estudio se basa
en la cultura India, en la historia y en la
filosofía de las religiones. Se ordenó sacerdote
en 1946 y fue uno de los miembros relevantes del
Opus Dei, institución que posteriormente
abandonó. Hoy se considera, además de católico,
hinduista y budista.
Es autor de más de
40 libros en diversos idiomas y de unos mil
artículos que abarcan desde Filosofía de la
Ciencia a Metafísica, Religiones Comparadas e
Indología. Es presidente de la organización no
gubernamental INODEP (París), del Center for
Crosscultural Religious Studies (California),
fundador y presidente de Vivarium, una fundación
dedicada a promover el diálogo intercultural, de
Centre d’Estudis Interculturals de Cataluña, de
la Sociedad Española de las Religiones (Madrid),
y es miembro del Institut Internacional de
Philosophie (París) y del Tribunal Permanente de
Pueblos (Roma), entre otras organizaciones.
Participa en el consejo de numerosas
publicaciones académicas, de algunas de las
cuales fue fundador. Ha sido profesor invitado
de más de 100 universidades y ha dictado
conferencias en los cinco continentes, entre
ellas las Gifford Lectures 1989.
En 1972 fue
nombrado catedrático de Filosofía Comparada de
la Religión en la Universidad de California de
la que es emérito desde 1987. Actualmente reside
(desde 1982) en una zona rural de Pre-pirineo
catalán, desde donde continua desarrollando su
obra.
Entre sus
publicaciones cabe destacar: Invisible Harmony
(1955); Il “daimon” delle politica (1955); The
Vedic Experience (1977); The Intra-religious
Dialogue (1978) y Myth, Faith an the
Hermeneutics (1979); Der Wahrheit eine Wohnung
bereiten (1991).
En castellano ha
publicado entre otras: La trinidad y la
experiencia religiosa (1989); El Cristo
desconocido del hinduismo (1994), Ecosofía
(1994), Paz y desarme cultural 1993; El silencio
de Buddha. Una introducción al ateísmo religioso
(1996), La experiencia trantropocósmica.
Filosofía y Mística. Invitación a la Sabiduría.
La plenitud del hombre. Elogío a la sencillez
(1993). La experiencia religiosa de la India
(1997). Iconos del misterio.
Opinión personal sobres sí mismo. (1)
No
puedo escribir sobre mí mismo. En primer lugar,
por que no soy capaz. Ni siquiera tengo una
lengua propia. En segundo lugar, soy demasiado
consciente de que, si lo intentara, el yo acerca
del cual escribiría no sería el yo que soy,
puesto que soy un sujeto y no un objeto. En
tercer lugar, escribir sobre aspiraciones y
decisiones es como hacer proyectos. Puede ser
interesante para los amigos o para las personas
con las que tengo una relación personal, pero su
interés se limita a este ámbito.
Y sin embargo
escribo. No sobre mí mismo, sino que me escribo
a mí mismo. Todo aquello que escribo es, al
menos, una parte de mi yo. Todo lo que escribo
es autobiográfico. Sólo pongo por escrito
pensamientos que yo mismo he pensado como
palabras. Yo mismo soy aquello de que escribo y
escribo como alguien que habla.
Soy
especialmente sensible a dejar que la palabra
hable, a permitir que el lenguaje se desarrolle
a sí mismo. El yo que también reside en el
lenguaje (y que es diferente del ego), habla y
se revela a sí mismo en la medida en que dice lo
que ha de decir. Por eso el yo no se expresa
completamente, y el proceso de devenir lenguaje
no se produce automáticamente. El yo tiene
necesidad de mí como de un mediador necesario.
Soy un elemento activo de esta revelación; gran
parte depende de mi transparencia, además de mi
atención y otros factores.
Recuerdo un
ideal: cada párrafo que escribo, cada frase,
debería reflejar, en la medida de lo posible,
toda mi vida y ser expresión de mi ser. Se
debería reconocer mi vida entera en una sola
frase, del mismo modo que puede reconstruirse el
esqueleto completo de un animal prehistórico a
partir de un solo hueso.
Aunque nunca he
participado en una guerra ni he hecho ningún
servicio militar o paramilitar, mi vida está
marcada por las guerras. Mi nacimiento coincide
con el fin de la Primera Guerra Mundial. Más
tarde, en 1936, la Guerra Civil española
interrumpió mi vida, no sólo externamente, sino
también interiormente. Muchos de mis compañeros
de escuela estaban en uno u otro frente; algunos
perdieron allí la vida. Tres años en la Alemania
nazi, hasta dos meses antes de que estallara la
guerra en septriembre de 1939, me hicieron ver
la brutalidad de tales regímenes militares. Al
volver de nuevo a España, sufrí al saber que
muchos compañeros de estudios estaban dispersos
en diversos frentes y que ciudades enteras, que
conocía, habían sido bombardeadas. La dictadura
fue otra experiencia.
Los más de diez
años de mi vida a orillas del Ganges, durante
los cuales viví la condición humana en su forma
más desnuda, influyeron profundamente en mi
vida. Descubrí que la humanidad es plural, que
el etnocentrismo occidental es sólo una
perspectiva, casi minoritaria. Vi cómo puede
vivirse la vida en plenitud cuando hay fe, aun
con muy pocas comodidades.
Durante más de
un cuarto de siglo, mi estancia en el mundo
indio me confirmó aquello que desde mi infancia
había sido un vago sentimiento: la identidad
humana es transcultural y no puede tener, por
tanto, un solo punto de referencia.
La actividad
académica en Estados Unidos me enseño, una vez
más, lo diferente que es el Nuevo Mundo de la
vieja Europa y lo incomesurable de Oriente
cuando quiere ser medido con patrones
occidentales, o viceversa. Otro cuarto de siglo
lo repartí entre una de las ciudades más ricas
del Estado más rico de la nación más poderoso y
su contrario (a doce horas de viaje), una de las
ciudades más caóticas en uno de los Estados más
“subdesarrollados” de uno de los países más
pobres del mundo: entre Santa Bárbara, en
California, en los Estados Unidos, y Varanasi,
en Uttar Pradesh, en la India. Mi vida interior
era, literalmente, el único punto de unión entre
dos esferas de mi vida.
Sin estas
experiencias u otras comparables es
prácticamente imposible superar la creencia
moderna de que el desarrollo humano ha seguido
una sola línea y culminen las conquistas
universales del homo technocraticus.
No me he sentido
entre Oriente y Occidente, sino en el medio, en
sus versiones hindú/buddhista y
cristiana/secular, que han pasado a formar parte
de mi universo personal. Respecto a las
anécdotas y a las llamadas experiencias
religiosas de mi vida, prefiero mantener
silencio.
Cinco
aventureros, entre los cuales me encuentro, nos
dirigimos hacia Tavertet, un pueblo montañero,
sin saber bien bien cómo llegar, para visitar a
Raimon Panikkar en su casa. Todavía no sé cómo
me atreví a escribirle una carta pidiéndole una
entrevista, con la única excusa de que mi abuela
(materna) le conoció hace unos 60 años en San
Andréu de Llavaneras.
La idea de irle
a visitar me rondaba por la cabeza desde el
primer momento en que me enteré (antes de Semana
Santa de este año 2000), de que había recibido a
grupos de estudiantes en su casa. Me costó lo
suyo encontrar a personas que quisiesen ir a
visitarle dado su alto prestigio; por eso fue en
julio del mismo año cuando le mandé la
carta
directamente a su casa pidiéndole la
entrevista. Aún entonces, quienes me afirmaron
la voluntad de ir, no a todos los vi muy seguros
y me expuse a tener que ir sólo, pero el riesgo
merecía la pena.
Así fue, que,
cuando llegó el momento, no fui con ninguna de
las personas con quienes inicialmente había
acordado. Las razones... diversas. Esto me
hace pensar que no es fácil programar y
controlar todo lo que sucede a nuestro
alrededor, por ello es preciso hacerse amigo del
cambio.
Haciendo un
inciso, el I Ching (#) es uno de los libros más
antiguos de la cultura china; tiene alrededor de
3000 años. También llamado libro de las
mutaciones o de los cambios. Ya en aquella época
el cambio era un fenómeno observado que
despertaba el interés a aquellas gentes. El fin
del I Ching era y es predecir el futuro a través
de los astros y sus posiciones gracias a las
matemáticas; es un oráculo. Digo es, porque aún
hoy se sigue utilizando.
¿Por qué hago
este inciso?.
Pienso que el cambio es un fenómeno de gran
importancia, y meditar sobre él me parece
importante debido a que nos aporta beneficios en
tanto que nos hace ver nuestro entorno, a
nosotros mismos y a lo que nos sucede durante
nuestra existencia, de forma diferente a como la
percibimos sin ser conscientes de él; quizás nos
da un toque de realismo con la consecuente
sensación de serenidad. El cambio está por
ejemplo, relacionado con la impermanencia del
Budismo, con la rueda de la existencia.
Creo que estas
oportunidades sólo pasan una vez y por lo tanto,
no es conveniente pensárselo dos veces ya que
después de pensarlo por segunda vez, el tren ya
ha pasado.
Una pronta
salida matinal del sábado 25 de noviembre de
2000, sobre las 11 de la mañana, fue el inicio
de uno de los días que posiblemente recordemos
con mayor precisión.
Un día fresco,
pero soleado, nos acompañó a lo largo de todo el
viaje hacia Tavertet. El día en sí fue la
preparación para entrevistarnos a las 7 de la
tarde, con uno de los sabios espirituales más
importantes de nuestra época, Raimon Panikkar.
Un café en una posada modernista llamada “Hostal
Bofill” en Viladrau, nos permitió conocer
nuestra diversidad y procedencia, así como
iniciar una conversación tendente a tratar
infructuosamente, de equilibrar temas
socio-políticos y espirituales. Una visita a las
montañas del Montseny y el contacto directo con
la madre naturaleza preparó nuestras mentes para
uno de los acontecimientos más interesantes de
nuestras vidas.
Llegamos a la
ciudad de Vic hambrientos por la hora (las 15h)
y por la excursión montañera, a esa hora nos
costó encontrar un restaurante, hasta
conformarnos con cualquier alimento que nos
revitalizara. Después de la comida, a Yolanda y
Carmen se les ocurrió comprar un pequeño detalle
a Raimon que consistió en una cesta de mimbre
repleta de dulces de manufactura artesanal.
Simultáneamente, nos preguntamos cómo íbamos a
llegar a Tavertet, cuando frente a nosotros un
rótulo de la Oficina de Turismo llamó nuestra
atención y alivió tal preocupación. Allí nos
proveímos de mapas para proseguir la aventura.
Tavertet, un
pueblo perdido en las montañas de “...”,
asentado en un precipicio desde el cual se
divisa la presa del pantano “SAU”. Como anécdota
del citado pantano señalar que bajo sus aguas se
encuentra una pequeña aldea que en tiempos de
sequía asoma su campanario. Tavertet, el último
pueblo de la carretera, pequeño, pero muy
turístico por su belleza románica y paisajística
al encontrarse entre la naturaleza.
Llegamos a
Tavertet sobre las 6 de la tarde, una hora antes
por si sucedía algún imprevisto. A esas horas,
el sol ya se había puesto, dando paso a una
oscura noche que nos permitía observar con gran
claridad, más que en Barcelona, el estrellado
del cielo, debida la poca luz del pequeño
pueblo. Un intenso frío se hacía notar cada vez
más (cuando salimos del coche estábamos a 2ºC),
aún a pesar de que íbamos preparados para él.
Una pequeña
anécdota que nos ocurrió en el trayecto de Vic a
Tavertet merece ser recordada. Saliendo de Vic
(sobre las 5), el sol ya se estaba poniendo y a
medida que íbamos subiendo, la carretera se
hacía cada vez más estrecha y con más curvas. De
repente, vimos una vaca blanca en el lado
derecho de la carretera, y la iluminación de los
faros del coche nos la hizo presente como una
mancha blanca en medio de la frondosa
vegetación, lo que llamó rápidamente nuestra
atención. Pocos segundos después tras coger una
curva a la izquierda, apareció otra vaca parada
casi en medio de la ya estrecha carretera.
Gracias a los buenos reflejos de Pablo, un giro
de volante y un acelerón nos salvaron de un
grave accidente. Aquella vaca debió de pegarse
el susto de su vida. Podría decirse que los
morros de la vaca rozaron los cristales del lado
izquierdo del coche saludando a Carmen. De poco
fue para llevárnosla por delante partiéndole las
patas, y cayéndonos encima un montón de quilos
que hubiesen sacado el coche fuera de la
carretera. Por suerte fue sólo un susto.
Recuerdo que
estuvimos bromeando, riendo e imaginando la cara
del dueño al ver a su vaca partida por la mitad
y pidiéndonos una compensación. Ahora lo
pienso... y nos fue de un pelo. Es posible
que no fuese nuestro momento, tal vez porque nos
quedan todavía muchas cosas por hacer en este
mundo.
Durante la
ascensión a Tavertet, también estuvimos
bromeando sobre cómo sería la entrevista con
Raimon, si habría más gente, si duraría un
cuarto de hora, si nos invitaría a cenar (por la
hora), si el coche de delante, porque también
parecía seguir nuestro mismo camino, iría a la
misma reunión que nosotros, si...
La casa de
Raimundo (así llamado por sus amigos) se llama
Can Felo; es una de las últimas del pueblo.
Tavertet nos pareció muy bonito, por eso
queremos volver para verlo de día. Las calles
son como las de la Edad Media, de piedra y
estrechas. Las casas son pequeñas, con tejados
inclinados para la nieve, muy bajas (más o menos
de dos plantas) y recubiertas de enredadera
verde. Nos pareció un pueblo de muñecas...
Durante el
pequeño trayecto que recorrimos desde el coche
hasta encontrar la casa, andábamos totalmente a
oscuras, no veíamos qué pisábamos ni por dónde
íbamos. La noche era muy profunda (siendo más o
menos las 6). Encontramos su casa por pura
casualidad; nos metimos en una para preguntar
(no muy decididos) y dichoso el destino,
habíamos ido a parar a su casa.
Picando en el
cristal de una ventana apareció una mujer ya
mayor; con unas señas, nos dio a entender que
debíamos ir por delante para entrar. Así fue que
cuando vimos la casa por delante, todos
exclamamos, oh!; una inmensa biblioteca se
presentaba ante nuestros ojos. ¡Qué biblioteca!.
Una casa de madera y muy sencillamente decorada
era el hogar de Raimon Panikkar.
La mujer que nos
recibió nos preguntó si veníamos a ver a Raimon,
como así era, nos dijo que ahora lo avisaría,
pero que en esos momentos tenía otra visita.
Habíamos llegado 20 minutos antes. Iba vestida
muy sencillamente; una camisa blanca, un chal de
un verde claro puesto encima de sus hombros y
unos pantalones. Era una mujer (desde hace 15
años) ya mayor, de unos 80 años, con el pelo
canoso, por no decir blanco. Nos invitó a
sentarnos con ella en la mesa de la biblioteca
para esperarle. María, así se llamaba, era la
esposa de Raimon. Estuvimos hablando con ella
durante largo rato y la conversación fue amena y
muy interesante.
¿Por qué existen
tantas religiones? si todas nos llevan a lo
mismo; prevalece por encima de ellas el perdón,
el amor y la comprensión. ¿Para qué tantas?, si
lo único que hacen es complicarnos la
existencia. Las religiones han sido y serán
causa de muchos conflictos entre humanos. Aún
siendo católica y creyente, pienso que todas en
el fondo defienden lo mismo.
Así empezamos la
conversación. Más tarde nos dijo que era
andaluza, pero que tenía alma alemana. Se había
ido a Alemania a estudiar y allí fue la primera
mujer en doctorarse de Filosofía. También se
licenció en Psicología y Teología (no sabemos si
también se doctoró). Nos estuvo explicando que
tocaba el órgano (había hecho toda la carrera de
órgano y de piano) y sin pensárselo dos veces
nos invitó a ver en la habitación contigua su
órgano. Lo habían conseguido de una iglesia en
ruinas. Era un órgano con todos sus pedales
(imposibles de contar, como mínimo 40, entre
blancos y marrones). Estuvo buscando unas
partituras y se sentó a tocarnos algo, pero el
estruendo del órgano la desalentó a seguir
haciéndolo, ya que Raimon estaba en el piso de
encima con otra visita. También nos estuvo
enseñando unos cuadros, retratos de ellos,
pitados por conocidos. No recuerdo si era algún
hermano el pintor.
Nos comentó,
enseñándonos una fotografía en blanco y negro
de Raimon, que siempre tenía visitas y que la
casa acostumbraba a estar constantemente llena
de personas. Nos comentó que estaban
acostumbrados a hacer muchas excursiones por la
zona y que habían algunas muy bonitas, pero algo
peligrosas por las pendientes.
Pasado un rato,
oímos a Raimundo bajar por las escaleras con dos
personas más. La emoción de oírlo bajar, y de
pensar que en pocos segundos aparecería por la
puerta una eminencia mundial, recorrió nuestras
almas de abajo arriba. Nuestra atención estaba
totalmente puesta en su voz, aún sin entender
bien lo que decía. Su voz se acercaba cada vez
más y más, hasta que por fin apareció por la
puerta. Irradiaba energía y alegría; una sonrisa
y una vitalidad poco usuales fueron la primera
impresión de ver a aquel hombre.
Indio por
naturaleza, de piel morena y sin apenas arrugas,
un cabello fino, blanco y largo; una camisa
blanca, un jersey azul marino y otra camisa
clara de hilo puesta por encima (probablemente
india), unos pantalones anchos de color beish y
un chal manta de un color parecido, le vestían
con gran elegancia y sencillez.
Cuando Raimundo
se estaba despidiendo de las dos otras personas,
le dijimos a Maria porque no se quedaba con
nosotros a hablar con él. Su respuesta fue: no,
él es el maestro...
Una vez despidió
a las dos otras personas, Maria desapareció y
Raimon nos invitó a sentarnos otra vez. Él se
sentó en la punta de la mesa, a sus dos costados
tenía a mano izquierda a Pablo y a mano derecha
a Alejandro. Yo estaba junto a Pablo, delante
tenía a Carmen y a mi izquierda a Yolanda.
Una vez
sentados, Raimon preguntó en qué idioma
hablábamos y seguidamente por nuestras
identidades y actividades. Así fue que una vez
nos presentamos todos y explicamos cómo nos
habíamos conocido entre nosotros nos pregunto:
bueno... ¿para qué habéis venido? ¿qué queréis?.
En ese momento se produjo un silencio que
parecía que no se acababa nunca, no sabíamos
cómo empezar; nos iba mirando y ninguno
arrancaba, hasta que Pablo en vista del silencio
pronunció la primera palabra hablando por todos.
Así fue como
empezamos una interesantísima conversación que
duró alrededor de 2 horas, pero, como siempre,
el tiempo en estas ocasiones vuela, ojalá se
vuelva a repetir en otra ocasión (lo volvimos
a ver 4 meses después...). Yo llevaba una
grabadora para, obviamente, grabar la
conversación, pero no encontré el momento para
preguntar si podíamos hacerlo y no me atreví a
interrumpirle para decir eso, así que no se
grabó nada. Por esta razón lo que viene a
continuación es lo que nuestra memoria ha podido
recordar desde aquella tarde. De todas formas
esa noche fuimos a cenar y en el transcurso de
la cena intentamos entre todos recordar y
escribir la conversación mantenida tan sólo 2
horas antes. Por tanto se han podido registrar
con bastante exactitud sus palabras, aún a pesar
de que exista cierta desviación debida a las
diferentes interpretaciones.
Atención:
Llegado este punto en el tiempo, estamos a 16 de
agosto de 2001, en el cual es prácticamente ya
imposible recordar nada de la conversación dado
que han pasado alrededor de nueve meses desde
entonces, me limitaré a dejar constancia de las
notas tomadas entonces junto con comentarios
explicativos sobre ellas, más las asociaciones
que mi mente cree acerca de las ideas de
Panikker y los libros que he leído.
Cuando Pablo
empezó a hablar, explicó las razones por las
cuales nos encontrábamos ahí. A todos no
inquieta la sociedad actual, somos críticos con
ella y consideramos difícil vivir
espiritualmente dentro de un ambiente que parece
que lo único que valora es el materialismo. La
consecuente pregunta fue, ¿cómo vivir en estas
condiciones?, en otras palabras, ¿cómo vivir
espiritualmente en una sociedad materialista?
Por un lado, su
respuesta: “Todo pez que nade contra
corriente está vivo”. Dando a entender que
ser críticos con la sociedad es bueno. Dije yo:
sí, pero, la resistencia del agua a uno le
agota; ir constantemente contra corriente es
fatigoso (nota personal: esta filosofía sería
contraria al Taoísmo que pretende fluir como el
agua, sin resistencia, amoldándose a todas las
formas, caminos y circunstancias). A modo de
respuesta, una parábola de Kant sobre las
palomas: “Sin la resistencia del aire, las
palomas no podrían volar”. Si no existiese
el aire, las palomas no podrían volar porque las
alas no ejercerían ningún tipo de resistencia
con el aire y por tanto no podrían elevarse,
como los aviones. Lo ideal sería convertir las
dificultades, el aire, en oportunidades, poder
volar. Relacionado con esto, estaría la parábola
que más tarde, en la conversación nos dijo:
“No podéis estar de puntillas con los pies
durante mucho tiempo”. Podréis estar durante
unos instantes, pero no durante largo tiempo
porque os fatigareis, no existirá constancia,
que es, en esta vida, una de las cosas más
importantes. Lo ideal es estar cómodo en
una situación, cómodo con uno mismo para poder
ser constante en una tarea, un camino, una
actividad.
A modo de
asociación conceptual con la noción de
comodidad en el Taoísmo, extraído del libro
de Alan Watts (#71) dice así: “Sólo nos damos
cuenta de la existencia de nuestros ojos cuando
tenemos algún problema ocular. El sabio taoísta
Zhuang Zi decía, cuando las ropas están hechas a
nuestra medida, no somos conscientes de ellas,
tampoco nos damos cuenta de que lo llevamos
puesto. Del mismo modo, el hombre perfecto
tampoco es consciente de sí mismo ya que, por
así decirlo, es completamente transparente y no
se interpone en su propio camino”.
Para poder
avanzar no podemos basar todo nuestra energía en
un esfuerzo controlado por la voluntad, ello
significa un sacrificio permanente; debe fluir
(como en el Tao), debe surgir fácilmente
de nuestro interior. Es difícil, pero si se
consigue, lo más heroico surge sin esfuerzo. Las
enseñanzas de Don Juan, el camino correcto es el
que no está lleno de obstáculos para el
caminante porque es su camino.
En estos
momentos podría decir que tengo en la punta de
la lengua, en la superficie de mi conciencia una
pequeña iluminación, comprensión de todas estas
ideas en su conjunto pero que encuentro difícil
transcribir en palabras. Capto su relación, pero
sólo lo siento no puedo expresarlo en
palabras...
Vamos a ver...
la gracia está en la sabia combinación entre, ir
contra corriente pero de tal manera que estemos
cómodos con nosotros mismo, como lo está el ojo
o la oreja de nuestro cuerpo que no sentimos (no
estar de puntillas), para mantenernos
constantes, fluyendo como lo hace el agua; Lao
Zi utiliza la noción de wu wei. Wu
significa “no” y wei forzamiento, acción,
esfuerzo, actividad. Wu wei sería “no
forzamiento”. Llevar a cabo todas las cosas sin
forzarlas pero aprovechando las dificultades
como oportunidades para fluir. Vamos que todo
acaba en definitiva siendo como los chinos
denominan Yin y Yang. Blanco y negro, positivo y
negativo, izquierda y derecha, arriba y abajo. A
uno le dicen primero blanco y luego negro.
Mi consecuente
pregunta es: ¿y cómo demonios se consigue
hacer esto? ¿cómo desarrollo yo esa manera de
actuar? Esto debe de ser sabiduría...
Por otro lado,
en contestación a la pregunta de cómo vivir
espiritualmente en una sociedad materialista
cabe otra respuesta basada en los evangelios,
concretamente, Mateo 6, 19-24. Éstos dicen así:
“No atesoréis en
la tierra, donde la polilla y el orín corroen y
donde los ladrones socavan y roban. Atesorad,
más bien, en el cielo, donde ni la polilla ni el
orín corroen, ni los ladrones socavan ni roban;
porque donde está tu tesoro, allí está también
tu corazón.
La lámpara de tu
cuerpo son los ojos; si tus ojos están sanos,
todo tu cuerpo estará iluminado; pero si están
enfermos, todo tu cuerpo estará oscuro. Y si la
luz que hay en ti está apagada, ¡cuanta será la
oscuridad! Nadie puede servir a dos amos,
porque odiará a uno y amará a otro, o bien
depreciará a uno y se apegará al otro. No
podéis servir a Dios y al dinero”.
Uno tiene que
elegir entre el dinero o la espiritualidad y la
vida interior. Parece que Raimon a elegido la
segunda alternativa. De hecho lo dice en su
libro. Pudiendo acceder a altos puestos
empresariales, políticos, etc., renunció a ellos
como lo hizo el empresario del caso que luego
comento.
Raimon nos habló
de una tercera dimensión de la existencia
a lo largo de toda la conversación, pero sólo
hasta el final le preguntamos qué quería decir
con una tercera dimensión de la existencia. La
primera es la dimensión de lo racional, la
segunda, la dimensión de lo sensorial (la de los
sentidos, lo que percibimos por ellos), y la
tercera dimensión, es la interrelación existente
entre todo lo que existe. Las relaciones entre
lo cognitivo y lo empírico. Ésta está en
entender las relaciones, gracias al pensamiento
y a la capacidad de percepción. Es la dimensión
mística o espiritual. En su libro Invitación a
la sabiduría (citado en la bibliografía, páginas
88-91) describe esa tercera dimensión:
La
mística:
Si el primer centro engloba lo moral, el segundo
lo psicológico y el tercero lo óntico, debemos
hablar ahora de lo místico. Hay que ser prudente
con el término «misticismo», ya que existe el
peligro, como en un juego de palabras inglés, de
que comience con mist (niebla) y termine
con schism (escisión). Las cosas más
sublimes y refinadas del mundo son aquellas que
pueden corromperse más fácilmente. El auténtico
misticismo, en cambio, pertenece a la armonía
del no-saber, a la paz interior y a aquella
permanente alegría que tan fácilmente puede
convertirse en cinismo, indiferencia o
inhumanidad.
¿Qué significa la palabra «mística»?
Podemos utilizar la analogía del «tercer ojo».
En la tradición griega se afirma, desde Platón,
que la realidad puede conocerse a partir de lo
empírico, es decir, a través de los cinco
sentidos: vista, tacto, gusto, olfato y oído. La
aisthesis —es decir, la percepción
sensible— es una característica humana
indispensable para toda práctica espiritual.
Prescindir de ella puede traer graves
consecuencias. La sensibilidad no es solamente
humana, sino una parte constitutiva de la
realidad. En ella reside la belleza. Kosmos
significa al mismo tiempo ornamento y mundo.
Según la tradición grecoortodoxa del
cristianismo, especialmente vinculada a aquella
filosofía precristiana, el primer atributo de
Dios es la belleza. Si alguien pierde la
capacidad sensorial, está perdido.
Pero la sensibilidad ha de estar compenetrada
—no sólo complementada—con el intelecto, con el
nous, con lo espiritual, con el
pensamiento, con nuestra consciencia
intelectual. Cuando se da esta compenetración,
podemos desarrollar nuestra sensibilidad,
nuestra voluntad y nuestro pensamiento. El
hombre es un ser simiente, pero también un ser
racional. No podemos menospreciar la dimensión
intelectual de la persona; la razón tiene sus
derechos, discutirlos sería suicida.
No
obstante, algunas culturas han reducido la
imagen del hombre y el concepto de realidad a
dos dimensiones. Este es el peligro inherente a
toda civilización tecnocrática. Gente de todas
las épocas, incluso de aquellas culturas con
un modelo
de pensamiento dual,
nos recuerdan la existencia de un tercer ojo que
nos abre a una tercera dimensión de la
realidad. Siguiendo a Platón, podríamos llamar a
la primera dimensión ta aistheta; a la
segunda, ta noeta. y a. La tercera, ta
mystika: lo místico. Tenemos un tercer
«órgano», que, al igual que los demás, nos
conecta con la realidad. La dimensión material y
espaciotemporal de la realidad corresponde a los
sentidos. La dimensión intelectual de la
realidad, tan real como la física, corresponde
al intelecto, al nous. Al decir, por
ejemplo, «justicia» o «verdad» expresamos
también una fuerza física, ligada a los
sentidos, que crea la realidad. Pero existe
también esta tercera y complementaria
posibilidad de percepción de una dimensión de la
realidad, de otro modo invisible. Es lo místico,
lo indecible, lo inefable, aquello que, si
necesitamos denominarlo de algún modo, llamamos
«nada» o «la nada».
La
relación de esta tercera dimensión con la
segunda es análoga a la relación entre ésta y la
primera. El hombre no puede tener una
percepción sensible que no esté de algún modo
relacionada con lo intelectual o la consciencia.
De la misma manera no se puede tener ninguna
percepción intelectual sin que al mismo tiempo
se haga presente la tercera dimensión,
haciéndonos sentir que en la dimensión
intelectual «hay más» de lo que nuestra razón
puede captar. Con el intelecto, el ser humano
intuye que la realidad, en todas "sus formas,
tiene una profundidad insondable. De la misma
manera advierte que esta realidad podría ser
distinta. Infinitud y libertad son dos
experiencias humanas primordiales que presuponen
la razón, pero que al mismo tiempo la
trascienden.
Nuestros tres «órganos», puertas de percepción
de la realidad, están indivisiblemente unidos.
Cuando pienso, mi cerebro está implicado. Cuando
siento, está implicada mi conciencia
intelectual. También el tercer ojo está siempre
presente. La realidad no se deja reducir a dos
dimensiones. La función del tercer órgano es
profundizar en los otros dos; penetrable. La
mística se ha desprestigiado, y con razón,
cuando se ha querido hacer de ella una
especialidad separada de las demás dimensiones
de la vida.
“Debemos
intentar capturar la belleza de lo que nos rodea
sin esperar nada de ella. Observar una cara
bella sin intentar poseerla. Estar alegre por la
simple contemplación de la belleza”.
Nota personal,
esta manera de contemplar nuestro derredor me
recuerda al Budismo Zen o al Taoísmo. En el
libro de Alan Watts, Taoísmo
(3), éste, nos
insta a observar lo que sucede a nuestro
alrededor adoptando una actitud en la que
debemos simplemente permanecer allí, sin juzgar
ni positiva ni negativamente, simplemente
formamos parte de las circunstancias, del
Universo. Sería como restar en una estado
meditativo en el que no perseguimos ningún
objetivo, simplemente estamos, existimos, pero
nada más.
Watts nos dice:
“Escuchen el mundo real que se encuentra detrás
de las palabras, una escucha que les permitirá
adentrarse en el mundo real en el que no existen
distinciones, porque todas las distinciones son
creadas por el pensamiento. Tampoco existe, por
así decirlo, ninguna identidad. El universo es
simplemente tal como es. Cuando miramos sin
nombrar, es decir cuando dejamos de decir “esto
es una cabeza, eso una cara, esto es el cabello
y eso es una mano” el mundo empieza a
convertirse en un lugar muy diferente porque, en
el mismo momento en que decimos “esto es una
mano”, estamos dejando de ver la mano. Pero si
miramos realmente una mano y no pensamos en
ello, se convierte en algo milagroso. No
obstante, no podemos forzarnos a no pensar, no
podemos echar los pensamientos de nuestra mente.
Ahora bien,
podrían preguntarme: “¿Cómo es posible aprender
a escuchar así? Porque yo pienso de manera
compulsiva y no puedo dejar de hacerlo”. No
empiecen, por tanto tratando de despojarse de
sus pensamientos. Eso, según los taoístas, sería
como “tocar el tambor mientras se persigue a un
fugitivo”. Del mismo modo, si tratamos de dejar
de pensar, acabamos pensando en dejar de pensar,
lo cual genera una gran confusión. Lo que hay
que hacer es dejar que la mente piense lo que
quiera pero, en lugar de prestar atención al
significado de las palabras que conforman los
pensamientos, hay que tornarse consciente del
sonido de las palabras. Escúchenlo todo como una
mera sucesión de sonidos (A.Watts).
Así, la belleza,
la observamos sin generar ningún tipo de
pensamiento al respecto.
Una de las
preguntas a raíz de la conversación fue ¿Cómo
cambiar el sistema?, ¿cómo cambiar las cosas y
la situación actual? Su respuesta fue
RENUNCIANDO. Tras unos meses de reflexión sobre
esta respuesta uno empieza a entender o por lo
menos a ver las dificultades que se nos
presentan que no son pocas, pero que es posible.
Nos dijo que hay que saber renunciar para ser
LIBRE. Nos puso dos ejemplos reales. Uno de
ellos el de un empresario al cual se le ofrecía
un puesto directivo con una remuneración de
alrededor de 120 millones de pesetas, pero a
cambio tenía que renunciar a su vida privada por
la dedicación que requería el puesto. El hecho
es que tras reflexionar la oferta, renunció a
ella quedando así en el paro (ciclo vital). De
todas formas cabe decir que a alguien que se le
ofrece tal cantidad no le será difícil encontrar
otra oferta. Desde luego esta anécdota está muy
resumida, carente de mucha información y de
factores implicados, de todas formas, permite
pensar, ¿qué prioridades tenemos en la vida?,
¿qué es lo más y menos importante para
nosotros?. Analizar qué ganamos y qué perdemos
en cada decisión que tomemos que implique
cambios sustanciales en nuestras vidas. Pensar a
largo plazo, no a corto, porque de lo contrario
nos volvemos miopes y podemos entrar en una
dinámica que nos aporte más sufrimiento que no
satisfacción, no digo felicidad porque este
término es muy abstracto, no se concreta en
nada, no me gusta. Prefiero, satisfacción, que a
mi entender tiene que ver más con la plenitud,
sentirse realizado, orgulloso de uno mismo,
sereno, pacífico...
Renunciar a
comprarnos el último modelo de teléfono móvil, a
cambiar de coche, por ejemplo, renunciar a
comprar sin no existe una verdadera necesidad.
En términos económicos, habría que invertir más
que gastar. La sociedad actual nos induce y lo
hace bien, para esto está el marketing (que
identifica las necesidad o incluso las crea, más
esta última opción que la primera) a comprar
cosas que en el fondo no nos hacen ninguna
falta. Renunciando a un mayor consumo para ganar
en libertad y en salud (no tener ansiedad por
comprar, por ganar más dinero para poder
comprar). Dice un proverbio chino, “quien con
menos se contenta más contento está”.
Tal vez
deberíamos replantar nuestro estilo de vida
actual, reflexionar sobre la tendencia que sigue
está sociedad, que sin duda nos reporta mayor
calidad de vida material, salud física, mayor
oferta de productos y servicios de los cuales
podemos beneficiarnos a un precio mucho más bajo
que hace varias décadas, pero creo que hay una
serie de preguntas a la cuales deberíamos
responder francamente, ¿viviendo en las
condiciones de vida que nos ofrece esta
sociedad, estamos realmente satisfechos con
nosotros mismos, vivimos en paz con nuestro
interior, tiene nuestra vida algún sentido más
allá del que hacer cotidiano?¿somos capaces de
perdonar (como nos decía Maria), de escuchar
cuando mantenemos aparentemente una
conversación?
Su cara se puso
seria, tensa; frunció el ceño y guardó silencio
varios segundos... tras una breve pausa comentó
fijando la vista en la mesa, “el mundo actual
está peor que nunca”. 1500 personas mueren
al día por causa de guerra, 500 personas son
mutiladas por las minas cada día.
Le pregunté a
Raimon, ¿cómo leer un libro, cómo deberíamos
leer un libro? En principio leer en griego
significa entender, así que si no entendemos no
estamos leyendo. Los antiguos griegos como
Aristóteles o Platón no sabían leer. Estaban los
llamados lectores que les leían en voz alta para
ellos. Deberíamos leer en voz alta.
El conocimiento de
los libros debe ser digerido, y para ello se
necesita de tiempo para que éstos se asienten y
se entiendan. Cuando entendemos algo y lo
asimilamos queda en nosotros para toda la vida.
No debemos memorizar, porque para eso ya existen
las bibliotecas que guardan toda la información.
No deberíamos leer para aglutinar información
sino para aprender. Si concentras todo tu ser en
una lectura, lees en voz alta, haces un
ejercicio de síntesis y condensas el mensaje, lo
haces tuyo y lo aplicas. Si se hace todo eso, es
muy difícil olvidarlo, sobretodo si lo haces
tuyo. Este es el proceso de aprender. No se
trata de adquirir toda la información posible,
sino profundizar y aplicar... no debemos acabar
todos los libros, si no nos gusta, pues lo
dejamos, tal vez no sea el momento de seguir
leyendo. Todo lleva su esfuerzo y su momento en
el tiempo.
La sociedad
actual es sumamente SUPERFICIAL, carece de toda
coquetería interior. Ya no existe ese
interés por aprender, por cultivarse uno mismo,
por hacer una obra de are de uno mismo.
Hemos perdido esa femenidad que todos llevamos
dentro, esa coquetería interna. El culto a la
persona y al interior se ha perdido. Uno debería
HACER UNA OBRA DE ARTE DE CADA UNO. Sócrates nos
insta con este aforismo “La vida examinada es
la única que merece ser vivida” Pero este
cultivo interior no puede venir de la voluntad,
no puede suponer un esfuerzo muy duradero porque
entonces fracasaremos en el intento. Esa energía
tiene que venir del propio interior, tiene que
ser como el amor de madre/hija, ese amor no es
voluntad es algo más. Pues ese interés por
aprender, cultivarse tiene que ser el mismo tipo
de sentimiento y energía.
En la línea del
desarrollo personal y el aprendizaje hizo un
símil entre el crecimiento de una planta y el
del ser humano. Así, dijo: Para que las plantas
crezcan es necesario que tengan tierra, que se
les riegue con agua, pero tampoco con mucha.
Todas las plantas crecen en direcciones
distintas, sus raíces se expanden por distintos
caminos y todas crecen a ritmos diferentes, más
rápidos o más lentos, pero todas al final se
desarrollan. Cada ser humano tiene un ritmo de
crecimiento diferente y hay que respetarlo
porque al igual que no podemos estirar a una
planta para que ésta crezca más rápido, no
podemos forzar el desarrollo de una persona para
que aprenda más rápido porque al igual que una
planta sin más se rompería por la tensión, al
ser humano le sucedería lo mismo. Tanto la
planta como la persona tienen una resistencia y
cuando se franquea ese límite se rompe. Pero eso
sí, no hay que olvidarse de regar continuamente
para absorber los minerales del agua y el agua
en sí. Recuerdo que le pregunté, sí, pero, y,
¿con qué tipo de agua hay que regar a la planta?
Mi me memoria no alcanza a recordar la
respuesta.
Cada Ser tiene
un ciclo vital, una evolución que viene
dada por la naturaleza y que por lo tanto es
preciso respetar. El ciclo vicioso se rompe
con el ciclo vital.
Ya al final nos
comentó que no hay que tener miedo a vivir,
incluso si es necesario hacer un giro de 180° se
hace. Panikkar nos comentó que él empezó de cero
en tres ocasiones. ¿Cuáles? Pues no lo sabemos,
pero son intuíbles por su bibliografía.
Trabajo en
griego: TRIPALIUM, significa instrumento de
tortura. Es más correcto la palabra FAENA porque
significa CREAR.
La fragilidad se
evita si la base es sólida. Si una persona se
cultiva interiormente, se fortalece y desarrolla
herramientas para hacer frente a las situaciones
difíciles será mucho más fácil mantenerse en
pie.
Existe una
especie de bucle entre el conocimiento de los
demás y el autoconocimiento. Si yo conozco a los
demás me conozco más a mi mismo y a la inversa,
si me conozco bien a mi mismo podré conocer
mejor a los demás porque en el fondo somos seres
humanos iguales, con sentimientos y
limitaciones.
Deberías meditar
un rato cada día, pero no meditar en sentido de
sentarse y contemplar, sino entendida como
reflexión. Es necesario restar cada día un rato
en silencio con nosotros mismos para
reflexionar, para sentir la soledad y conocernos
más a nosotros mismos. Estar atentos a lo que
sucede en vuestro interior.
Cualquier camino
dentro de las grandes religiones es válido. La
Iglesia, por nuestra formación es un camino que
nos es más fácil, por ello podríais utilízala
para profundizar, no quita que sea criticable,
pero tenemos un referente intachable: Cristo
Vale la pena profundizar en la imagen de Cristo
porque es un buen reflejo de los hombres. La
religión es algo más que la moral. Resurrección
es Alegría. El 7º pecado capital es la pereza.
Deberíamos saber perdonar.
Nosotros somos
responsables en un 75% de nosotros mismos. El
otro 25% se debe a la genética, al karma o
llamémoslo como queramos. Por lo tanto, somos
responsables de nosotros mismos, las decisiones
no son difíciles. Somos responsables de la mayor
parte de nuestros actos y decisiones. Sólo
nosotros podemos hacer una obra de arte de
nosotros mismos. Deberíamos intentar no adoptar
caretas en función de la situación y la gente
con la que estemos. Deberíamos ser como somos
ante cualquier situación y evitar ponernos una
careta para falsear quienes somos. no deberíamos
asumir roles. El tema del yo y el ego. Nos habló
de las caretas de los Papas del Vaticano y sus
diferencias.
Cuando se habla
de reencarnación y se dice que uno se ha
reencarnado, no es la persona que se reencarna
en otro ser. El concepto de reencarnación está
muy asociado con el individualismo. No somos
nosotros los que nos reencarnamos. La sociedad
occidental es muy individualista y ha asociado
reencarnación con él mismo.
Raimon al final
de la charla nos estuvo hablando de lo que
llegan a manipular los países y los medios de
comunicación la información y las verdades. No
preguntó si conocíamos una isla llamada Juan
García en el océano Índico. La verdad es que no.
Pues es un pequeño archipiélago. Una isla en
donde Inglaterra se ha establecido en ella
echando a los isleños y llevándolos a Mauricio
prometiéndoles el oro y el moro para establecer
allí una base militar. Nos recomendó un libro
sobre la manipulación de la información de Noam
Chomsky. Raimon conoce personalmente y es muy
amigo de él. El libro se llama: Actos de
agresión. Ed. Crítica.
Tras dos horas
más o menos de charla con él miramos el reloj y
le dijimos que no queríamos quitarle más tiempo,
que ya nos íbamos. Era muy de noche y hacía
frío. Nos volvimos a poner los abrigos, quienes
nos lo habíamos quitado y nos preparamos para
partir. Le pedimos si podíamos hacernos una foto
con él, a lo cual accedió encantado. Nos cogía
de los brazos con una fuerza que nunca se
hubiese dicho de una persona de 82 años.
¡Se nos olvidaba
el regalo! La cesta que habíamos comprado en Vic.
Tanto hablar y la cesta se quedaba olvidada
debajo de la mesa. Así, le dimos la cesta y todo
emocionado y agradecido nos dijo: “Que bien, con
lo que me gustan los dulces”.
La despedida fue
muy emocionante porque a parte de que su sonrisa
transmite una energía y serenidad
indescriptible, es muy efusivo y cariñoso.
Cuando salíamos por la puerta de su biblioteca,
la misma puerta por donde habíamos entrado dos
horas antes nos dijo: “Abrid bien los ojos.
Estar atentos a lo que sucede a vuestro
alrededor y reuniros siempre que podáis. Es
importante. Adiós. Muchas gracias”.
Salimos de la
casa totalmente a oscuras. Estaba todo
absolutamente negro. Nos cogimos unos a otros
para no caernos porque no veíamos el suelo.
Bajamos el camino hasta el pueblo diciéndonos:
“qué suerte que hemos tenido de poder estar con
él...”, “ya no lo volveremos a ver nunca más...”
Una sensación de satisfacción, de privilegiados,
de haber podido charlar durante más de una hora
con una gran eminencia mundial. Increíble.
Cogimos el coche
y volvimos a Barcelona. Durante la vuelta
estuvimos hablando sobre todo lo que nos había
dicho, nuestras emociones, impresiones y
propósitos para el año siguiente. La página web
(ésta, Humanidad) por ejemplo. Llegamos a
Barcelona y fuimos a cenar al restaurante que
está al lado del hotel Balmoral en Gran Vía con
Diagonal. Intentamos recordar todo lo dicho y
yo fui apuntando en mi libreta lo que iba
surgiendo.
Hoy día 3 de septiembre de 2001 acabo este
documento tras casi 10 meses desde la visita. 10
meses trabajando intermitentemente sobre este
texto. Creo que ha dejado en mí un poso
considerable que permanecerá a lo largo de mi
vida aún a pesar de que estas actividades, la
página web, este escrito desaparezcan, porque
seguro que algún día desaparecerán, al igual que
yo.
A
30 de junio de 2006
Han pasado ya seis años desde aquella magnífica
experiencia... una experiencia que a día de hoy
considero como una Iniciación... una experiencia
que me planteó importantes interrogantes y dejó
en mí un poso que a aún a día de hoy sigue
estando presente. Marcó el inicio de una busca
personal mucho más intensa de la que hasta
entonces había emprendido. Una búsqueda que me
ha llevado a lo largo de este tiempo a recorrer
caminos insospechados, a virar el rumbo de mi
vida 180º... De aquella conversación dos han
sido las frases más significativas, y una la que
más ha marcado mi rumbo y mis intereses de estos
últimos años. La primera: "las palomas no
podrían volar sin la resistencia del aire en sus
alas" y la última: "hacer una obra de
arte de uno mismo". Esta última creo
que constituye una pieza central del puzzle de
mi vida, tanto a nivel personal como
profesional. De seguir el camino de trabajo
interior y transformar mi sombra, y de escribir,
pensar y ayudar a otros a que se embarquen en
este viaje del autoconocimiento. Esta página es
un ejemplo del efecto de aquella conversación y
de esta última frase...
Durante el tiempo que esta entrevista ha estado
colgada en Internet (en la otra página que en su
día monté
www.lanzadera.com/humanidad), son muchas ya
las personas que me han escrito para pedirme su
dirección, para comentarme algo, para
preguntarme sobre algún libro, etc... y esto me
hace pensar que el animarme a colgarla en
Internet puede haber ayudado a otros en su
camino, hecho que hace que me sienta bien por
ello. Me alegra que otros puedan haber
encontrado en esta entrevista semillas para su
propio crecimiento, y espero que siga sirviendo.
Seguiremos adelante...
De derecha a
izquierda: Carmen, Pablo, Yolanda, Raimon,
Alejandro y yo (el de la bufanda roja).
Bibliografía:
&
Artículo publicado en La Vanguardia el día 28 de
Abril del 2000 en la sección de Libros. Titulo:
Panikkar reencuentra a Pániker.
&
Libro:
Invitación a la sabiduría. Ed. Espasa bolsillo.
Publicación de 1998.
&
Libro: Taoísmo.
Alan Watts. Ed. Kairós. Noviembre 1999
Barcelona.
&
Visita en su
casa en Tavertet: Can Felo E-08511 Cataluña.
Notas:
1.
Libro: Invitación a la Sabiduría.
2.
El I Ching, considerado como el más antiguo de
los textos clásicos chinos, es un comentario de
sesenta y cuatro hexagramas, cada uno de los
cuales está compuesto de seis líneas, positivas
o negativas y consistente, por tanto, en dos de
los ocho posibles trigramas. Los ocho trigramas
representan los principios viales básicos del
cielo y de la tierra, del fuego y el agua, de la
montaña y el lago y del relámpago y el viento.
Como ocurre con el caso de los dados, son varios
los métodos utilizados para seleccionar un
trigrama al azar, como respuesta a una pregunta
concreta o para determinar el carácter general
de la pauta global de eventos característicos
del aquí y del ahora, en la creencia de que el
azar concordará necesariamente con él. El I Ching se apoya en una filosofía de la naturaleza
basada en la visión polar del universo, un
sistema “eléctrico” en el que todo se manifiesta
a través de dos polos, el yang (positivo) y el
yin (negativo).
3.
Taoísmo.
Alan Watts. Ed. Kairós. Noviembre 1999
Barcelona.
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